El cierre por quiebra de la Compañía Textil Centroamericana (fabricante de la ropa, marca Olympo Crown) deja al descubierto los constantes ajustes de un sector diezmado por la competencia internacional y los altos costos operativos locales.
La empresa fue declarada en quiebra por las instancias judiciales en octubre del 2011, pero, tres meses antes, el banco Scotiabank se adjudicó la propiedad de 23.944 m² donde estaba la fábrica, en San Rafael de Montes de Oca, confirmó Manfred Sáenz, director del Departamento Legal de la entidad financiera.
La firma textil aparece, incluso, morosa ante la Caja Costarricense de Seguro Social por más de ¢439 millones, según una consulta efectuada ayer.
Al cierre de edición, este medio intentó comunicarse sin éxito con representantes de la firma.
Voceros del sector aseguran que el cierre total ocurrió hace poco más de un mes.
Esto ocurrió , por ejemplo, con el caso de Cimer, que el año pasado dejó de producir en el país los
Gastón Dada, gerente de Dada Textil –empresa productora de ropa, marca Red Point–, reconoció que la mano de obra nacional es más cara que la del resto del Istmo y hasta la asiática.
De ahí que subrayó los constantes ajustes de tuercas del sector para seguir vigentes en el mercado con una propuesta basada en la variedad y la calidad.
Esta compañía no está exenta de este proceso. Dada explicó que su representada realizó ajustes financieros y de producción, los cuales, por ejemplo, implicaron importar el 50% de su producción desde Asia y producir localmente el otro 50%.
“Hay factores que constantemente golpean al sector nacional como los precios de las materias primas y hasta las cargas sociales de los empleados, pero se hace lo posible para mantenerlos, dijo.
Miguel Schyfter, presidente de la Asociación Nacional de Exportadores de la Industria Textil (Aneit), puso como ejemplo el bajonazo en la cantidad de puestos de trabajo en los últimos diez años: en aquel entonces el sector textil exportador generaba 30.000 puestos, y ahora son 8.000. Incluso, se redujo el número de empresas: de 120 a 60.
Muchas de estas trasladaron su operación a países donde la mano de obra es más barata.
A pesar de este panorama, hay otras empresas de capital local que también apuestan por la especialización y la calidad para competir con el ingreso de producto foráneo más barato. Tal es el caso de Son Reyco y Rincón Grande.
Luis Diego Escalante, presidente de la primera, indicó que la firma aprovecha la salida de Compañía Textil para incursionar en la línea de calzoncillos y bóxeres.
Rodolfo Molina, propietario de Rincón Grande, manifestó que esta empresa le apuesta a la personalización de las prendas como uniformes para empresas y escuelas.