Para la presidenta, Laura Chinchilla, el mayor obstáculo del arranque de su gobierno ha sido el insospechado terreno fiscal.
Para el exministro de Hacienda Guillermo Zúñiga, ahora diputado tras ser el principal candidato de la oferta legislativa oficialista en febrero pasado, ningún gobierno anterior ha tenido tanto dinero como este para hacer obras.
Para Laura Chinchilla, era imposible prever un déficit fiscal rozando el 5% del producto interno bruto (PIB) a estas alturas de su Administración.
Para Zúñiga, la situación fiscal merece cualquier adjetivo menos el de “sorprendente”, pues asegura haberlo predicho (un 5%) y hasta haberlo escuchado de boca del presidente Óscar Arias en su último informe ante el Congreso, el 1.° de mayo.
Así se dirimen las opiniones entre la cabeza del Poder Ejecutivo y la voz quizá más autorizada dentro de la bancada oficialista para hablar sobre la arena fiscal.
Se cuidan de no parecer confrontativos. Cada palabra sale llena de diplomacia. No reconocen las diferencias de criterio, pero las exhiben con cada argumento dado en las últimas semanas. Dicen entender la posición del otro.
Ya sobre eso opinó el ministro de la Presidencia, Marco Vargas, el partes pasado. También trató de minimizar el diferendo, al aducir que se debe a distintas formas de ver la intensidad de la presión fiscal entre Zúñiga y Chinchilla.
Eso fue el martes, pero 24 horas después se publicó un artículo de Zúñiga titulado “Mala memoria”, en respuesta a un editorial de este medio. En él, el exministro asegura que este gobierno “tiene recursos para impulsar la inversión pública”, gracias al trabajo hecho en el cuatrienio anterior.
Recordó que la Administración Arias bajó en 14 puntos porcentuales el endeudamiento público en relación con el producto interno bruto, lo cual abrió espacio para que Chinchilla concretara nuevos endeudamientos y así consiguiera recursos frescos.
“Si eso no es un ‘colchón’ para enfrentar los malos momentos, si eso no es previsión, no sé qué pueda ser”, dijo el economista en el texto.
Chinchilla no lo tenía previsto, admitió en una entrevista con
”Yo creí que el déficit iba a ser para este año del 3% y quizá 4% para el próximo, pero ya hablamos de que cerraremos este año en 5% y el próximo, si no hacemos, nada, podríamos estar cerrando en un 6%. Son cifras que este país no se puede permitir”.
El miércoles, consultada sobre las divergencias de criterio con Zúñiga, ella evitó la confrontación. “No creo que haya una contradicción. Tendría que leer el artículo.
”Me parece que él es economista y debe estar simplemente haciendo un análisis de lo que ha sido la coyuntura de toda esta situación”, contestó Chinchilla.
En algo sí coinciden. Guillermo Zúñiga asegura que nunca ha dejado de proponer una reforma fiscal que garantice recursos adicionales y la Presidenta anuncia la intención de aumentar la carga fiscal en 2,5 puntos porcentuales del PIB. Ya dejó de ser una posibilidad y se convirtió en una intención.
“Al final, la historia nos da la razón (sobre impuestos). Me siento contento de que ella ha llegado a esa conclusión. Supongo que habló con mucha gente”, declaró ayer el legislador.
Zúñiga admitió haber estado lejos del programa de gobierno de Chinchilla. “Yo casi no participé. Fue muy marginal. Diay, yo no voy donde no me invitan. Estuve muy dedicado a la campaña en mis cantones. Trabajé mucho en el terreno”, arguyó.
Zúñiga ha dado señales de una mayor independencia de criterio, en relación con sus compañeros de bancada. Por ejemplo, fue el primero en criticar el plan de aumento salarial para diputados.