Absolutamente patético y, sobre todo, incomprensible, fue lo que hizo Deportes Repretel durante el estelarísimo juego Argentina-México. La mayoría, quizá, abrieron los ojotes y simplemente cambiaron de canal cuando oyeron (¡qué fue eso, Santo Cielo!) que en lugar de una pieza sobria y amena de locución y análisis, alguien tuvo la ingrata idea de equiparar un juegazo de ese calibre con una corrida de toros de la ‘chingada grande’ en Tiquicia. Esto hizo Repretel: profanó el futbol mundial, además un juego que todo el mundo quería saborear y degustar sin empacho' ¡puso un grupo de cómicos imitadores a comentar el encuentro! ¡ Ese encuentro ! (aunque lo cierto es que semejante ocurrencia no cabía ni en el juego más ralito de Sudáfrica 2010). El que no se percató, merece mi envidia. El que se percató y dio el perillazo, arrellanado en su cama o en la banca de un bar, merece mi doble envidia. Porque este topo SÍ SE FUE CON TODO. Y sintió la bofetada por partida doble o triple o ya ni sé decir' con la expectativa de ver el juego en los espectaculares cines Nova Cinemas, de Repretel, nos dejamos embarcar por la publicidad –que nunca advirtió que aquello sería una chanfaina– y ¡oh indignación! ¡oh desconsuelo! Cuando ha habíamos pagado casi ¢4.000 colones por cabeza –para ver lo que suponíamos sería una experiencia casi surrealista en Sudáfrica –tuvimos que calarnos el tenebroso sancocho, oír los “análisis” del partido en boca de Miguel Ángel Rodríguez y del Chunche Montero, entre otros.
Pero cuando algo está mal, siempre puede empeorar: con la tecnología de la que están provistos estos cines, estar en esas butacas era una experiencia sensorial similar a la que se vive en un estadio mundialista, solo que sin cruzar charco alguno y con el nidito hogareño a unos cuantos kilómetros. Lo dice este topo que ha acudido a cinco mundiales: el escenario en los cines era esplendoroso y casi nos transportaba al magno evento' hasta que nuestros incrédulos oídos empezamos a registrar aquella vergonzosa transmisión que, sin ton ni son ni norte ni nada, intentó subir el ‘rating’ irrespetando a su audiencia, al futbol, al mundo del espectáculo, a los mismos humoristas y a la propia empresa, haciendo semejante cochinada en semejante partidazo.
En el cine, reinó el sentimiento de indignación e incredulidad. En las casas y bares y restaurantes, supe luego, la gente hizo lo mismo: se desconcertó, se burló y OBVIAMENTE dio el perillazo.
Posiblemente, este Topo esté hipersensible con el tema porque tuve que calarme, sí o sí, aquella profanación del futbol mundial (cuando podía haberlo visto entre las cobijas, sin salir de casa, comida express , descanso total y gastando la cuarta parte). Pero no deja de martillar la curiosidad por saber quiénes tomaron –y avalaron– semejante desaguisado' ¡¿en qué estaban pensando?!
¿O será que nosotros somos los anormales por creer que aquí las cosas se pueden hacer con una gotica de clase y otro tantico –tantico no más – de SENTIDO COMÚN?