La plataforma de pruebas que construirá la empresa Ad Astra Rocket para unir su motor de plasma a la Estación Espacial Internacional (ISS), podría convertirse en un proyecto más ambicioso: el primer laboratorio privado del enclave orbital, dedicado a proveer servicios para probar nuevas tecnologías de propulsión, radiación y generación eléctrica en el espacio.
“Es una especie de laboratorio tecnológico que es comercial: esta es la gran diferencia. El resto de los laboratorios que están en la ISS son todos de entidades gubernamentales: el japonés, el europeo y el estadounidense. Este sería el primero privado que ofrezca servicios, no importa si es a entidades privadas o estatales”, explicó el físico y astronauta costarricense Franklin Chang Díaz, presidente de Ad Astra Rocket.
La iniciativa aún no está en firme. “Todo está en gestión, en conversaciones”, dijo Chang, quien agregó que ya ha tenido citas con los directivos de los principales centros de la NASA que desean participar en su desarrollo.
Dentro del nuevo presupuesto para la NASA y en sus palabras dirigidas a personal de la agencia en el Centro Espacial Kennedy, en Florida, la semana pasada, Obama dictó una directriz muy clara de que desea cambiar la arquitectura del programa espacial tripulado –cuya meta ya no será volver a la Luna, sino llevar a humanos a la órbita de Marte para el 2025–.
También señala que busca que la NASA se enfoque más en el área del avance tecnológico y científico y que utilice la colaboración de la empresa privada para el transporte de cargas y seres humanos a la ISS.
“En estos últimos dos meses hemos tenido un verdadero diluvio de interés y propuestas de la NASA de retomar el tema del VASIMR, pero ahora sí con brío”, reveló Chang.
Hace cinco años, él debió separarse de la NASA y privatizar su laboratorio para encontrar, en el sector privado, el capital para culminar su proyecto: el VASIMR, un motor de propulsión de plasma que permitiría realizar vuelos espaciales en menos tiempo y de modo más barato.
“Ellos quieren retomar el proyecto como estaba inicialmente dentro de la NASA”, explicó Chang, quien agregó que ya eso no es posible pues son una compañía consolidada en el sector privado y debe seguir sus planes.
Sin embargo, en este acercamiento nació la propuesta de convertir la plataforma de prueba del motor de plasma en una estructura donde se puedan desarrollar varias tareas a la vez.
Aunque la oferta inicial de la NASA fue construir la plataforma, valorada en unos $30 millones, Chang la rechazó.
“La NASA tiene esta desventaja: es una agencia muy politizada y, en cualquier momento, un cambio puede ocurrir hacia otra dirección. Si me quedo sin plataforma, no tengo donde probar el motor, así que les dije que no. Sin embargo, los invité a participar en el proyecto como socios”, dijo Chang.
Así, el proyecto de construir este módulo para pruebas en la ISS nace como una oportunidad de negocios paralela para la compañía de Chang, pero no está dentro de la ruta crítica de la misma, cuyo objetivo es desarrollar el VASIMR.
El motor superó en setiembre pasado todas las pruebas en la Tierra. En estos momentos, la compañía se dedica a la construcción del motor que se probará en el 2013 en el espacio, unido a la ISS.
Esa estructura, además de ser un soporte para el motor, también le brinda insumos para su funcionamiento, como es la fuente de energía que carga las baterías que finalmente alimentarán cada disparo de plasma del VASIMR, a una potencia de 200 kilovatios.
“No existe en el espacio nada que tenga tanta potencia (200 kilovatios), y nosotros podemos proveer esa cantidad de energía a cualquier carga útil que la NASA tenga interés en probar”, señaló Chang.
Así, la propuesta es tomar esa plataforma y ampliar sus capacidades para transformarla en un laboratorio capaz de probar diversas tecnologías en el espacio.
Además de albergar al motor de plasma, el laboratorio tendría una interfaz para acoplar y ensayar otros motores iónicos que son menos potentes que el VASIMR y que la NASA planea utilizar para la propulsión de pequeños satélites, explicó Chang.
El laboratorio también estaría en capacidad de probar pequeños reactores nucleares, los cuales se diseñan para proveer electricidad a futuras bases en la Luna.
En los planos, esos módulos de potencia funcionan con una pila nuclear. Esta hace que se caliente un fluido que a su vez lleva a que empiece a girar una turbina que acaba por producir la electricidad.
En el laboratorio, el sistema se podría probar usando la potencia de las baterías de la plataforma, sin usar la pila nuclear.
Radiadores de calor, paneles solares y otras tecnologías encontrarían, en este laboratorio, un sitio para ser ensayadas en el espacio. Chang y la NASA están a la espera de que el Congreso de los Estados Unidos le dé el visto bueno al nuevo presupuesto de la agencia espacial. Si eso ocurre, pasarán a formalizar el proyecto.