San José (Redacción). El 13 de setiembre pasado, Róger Camacho, de 37 años, sufrió quemaduras profundas en un 50% del cuerpo al electrocutarse tras instalar un transformador.
Sus lesiones eran tan fuertes que este vecino de Jicaral de Puntarenas fue trasladado de emergencia al hospital San Juan de Dios.
Fue ahí donde tuvo el mayor cambio: inmediatamente se le tomó un pedazo de su piel sana y se llevó al laboratorio de ingeniería de tejidos del Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC). Allí separaron las células de su piel, las pusieron a crecer en laboratorio y semanas después se colocaron en láminas. Quince días después las células fueron colocadas en gasas que se aplicaron en la piel de Camacho y sus tejidos comenzaron a sanar.
“Desde el primer momento que me pusieron las gasas el dolor desapareció. Esto funciona”, dijo Camacho.
Este es un proyecto conjunto del TEC y el hospital San Juan de Dios, en donde también participa el CAIS de Puriscal.
Hasta el momento, ci personas se han sometido a este tipo de procedimiento. Camacho, dos personas con una úlcera profunda, un paciente con una mordedura de serpiente y un paciente con cáncer en el hueso que perdió su músculo y una arteria quedó expuesta.
“Este procedimiento permite una mejor cicatrización, mejor la regeneración de la piel, menos dolor y más calidad de vida para el paciente”, explicó Gisela Fonseca, cirujana plástica del hospital San Juan de Dios.
Maritza Guerrero, del TEC, es de la misma opinión.
“Este es un tratamiento que ya ha sido exitoso en otros países. Sabemos que aquí podemos tener mucho éxito también”, comentó Guerrero.
Los próximos planes incluyen una cooperación no solo en la piel sino también en cartílagos y otros tejidos.