APPLE COMPUTERS NANO Apple Computers Inc. CEO Steve Jobs holds up the new iPod Nano during an announcement in San Francisco, Wednesday, Sept. 7, 2005. The Apple iPod Nano is 1/5 the size of the original iPod and weighs 1.5 ounces or 42 grams. (AP Photo/Paul Sakuma) (PAUL SAKUMA)
“Me siento honrado de estar con ustedes hoy en esta ceremonia de graduación en una de las mejores universidades del mundo. Yo nunca me licencié. La verdad, esto es lo más cerca que he estado de una graduación universitaria.
Hoy deseo contarles tres historias de mi vida. No es gran cosa. Solo tres historias. La primera trata de conectar puntos. Me retiré del Reed College a los seis meses y seguí yendo de modo intermitente otros 18 meses más antes de abandonar los estudios. ¿Por qué lo dejé? Comenzó antes de que yo naciera. Mi madre biológica era una joven estudiante de universidad, soltera, que decidió darme en adopción. Ella creía firmemente que debía ser adoptado por estudiantes graduados. Por lo tanto, todo estaba arreglado para que, apenas naciera, fuera adoptado por un abogado y su esposa; salvo que cuando nací decidieron en el último minuto que en realidad deseaban una niña. De ese modo, mis padres, que estaban en lista de espera, recibieron una llamada en medio de la noche preguntándoles: ‘Tenemos un niño no deseado; ¿lo quieren?’. Ellos contestaron: ‘Por supuesto’.
Cuando mi madre biológica se enteró de que mi madre nunca se había graduado de la universidad y de que mi padre tampoco tenía el graduado escolar, se negó a firmar los papeles de adopción definitivos. Solo cambió de parecer unos meses más tarde cuando mis padres le prometieron que algún día yo iría. A los 17 años, fui a la universidad. Ingenuamente, elegí una casi tan cara como Stanford y todos los ahorros de mis padres, de clase obrera, se fueron en la matrícula. Seis meses después yo no había sido capaz de apreciar el valor de su esfuerzo. No tenía idea de lo que quería hacer con mi vida y tampoco sabía si la universidad me ayudaría a deducirlo. Y ahí estaba yo, gastando todo el dinero que mis padres habían ahorrado durante toda su vida. Decidí retirarme y confiar en que todo iba a resultar bien. En ese momento fue aterrador pero, mirando hacia atrás, es una de las mejores decisiones que he tomado. Prescindí de las clases obligatorias, que no me interesaban, y comencé a asistir irregularmente a las que sí consideraba interesantes.
No todo fue romántico. No tenía dormitorio, dormía en el suelo de las habitaciones de amigos, llevaba botellas de Coca Cola a los depósitos de 5 centavos para comprar comida y caminaba 11 kilómetros, cruzando la ciudad todos los domingos de noche, para conseguir una buena comida a la semana en el templo Hare Krishna. Me encantaba. La mayoría de cosas con las que tropecé, siguiendo mi curiosidad e intuición, resultaron ser posteriormente inestimables. Por ejemplo, en ese tiempo Reed College ofrecía quizás la mejor instrucción en caligrafía del país. Todos los afiches, todas las etiquetas de todos los cajones estaban bellamente escritos en caligrafía a mano en todo el campus. Como había abandonado el curso y no tenía que asistir a las clases normales, decidí tomar un curso de caligrafía para aprender. Aprendí de los tipos
A
Reitero, no se pueden conectar los puntos mirando hacia el futuro; solo pueden conectarse mirando hacia el pasado. Por lo tanto, tienen que confiar en que los puntos, de alguna manera, se conectarán en su futuro. Tienen que confiar en algo, en lo que sea. Nunca he abandonado esta perspectiva y es la que ha marcado la diferencia en mi vida.
La segunda historia es sobre amor y pérdida. Fui afortunado, porque descubrí pronto lo que quería hacer con mi vida.
Luego me despidieron. ¿Cómo te pueden despedir de una compañía que fundaste? Bien, debido al crecimiento de Apple contratamos a alguien que pensé que era muy talentoso para dirigir la compañía conmigo. Los primeros años, las cosas marcharon bien. Sin embargo, nuestras visiones del futuro empezaron a desviarse y finalmente tuvimos un encontronazo. Cuando ocurrió, la Dirección lo respaldó a él. De ese modo, a los 30 años estaba afuera. Y muy publicitadamente afuera. Había desaparecido aquello que había sido el centro de toda mi vida adulta. Fue devastador. Por unos cuantos meses, realmente no supe qué hacer. Sentía que había decepcionado a la generación anterior de empresarios, que había dejado caer el testimonio cuando me lo estaban pasando. Me encontré con David Packard y Bob Noyce e intenté disculparme por haberlo echado todo a perder tan estrepitosamente. Fue un absoluto fracaso público e incluso pensaba en alejarme del valle (Silicon Valley, California). No obstante, lentamente comencé a entender algo. Todavía amaba lo que hacía. El revés ocurrido con Apple no había cambiado eso ni un milímetro. Había sido rechazado, pero seguía enamorado. Y decidí empezar de nuevo.
En ese entonces no lo entendí, pero ser despedido de Apple fue lo mejor que podía haberme pasado. La pesadez de tener éxito fue reemplazada por la iluminación de ser un principiante otra vez. Me liberó y entré en una de las etapas más creativas de mi vida. Durante los siguientes cinco años, fundé una compañía llamada NeXT, otra empresa llamada Pixar, y me enamoré de una mujer asombrosa que se convirtió en mi esposa. Pixar continuó y creó la primera película en el mundo animada por ordenador,
Con Laurene tenemos una familia maravillosa. Estoy muy seguro de que nada de esto habría sucedido si no me hubiesen despedido de Apple. Fue una amarga medicina, pero creo que el paciente la necesitaba. En ocasiones, la vida te golpea con un ladrillo en la cabeza. No pierdan la fe. Estoy convencido de que lo único que me permitió seguir fue el hecho de que yo amaba lo que hacía. Tienen que encontrar lo que aman. Y eso es tan válido para el trabajo como para el amor. El trabajo llenará gran parte de sus vidas y la única manera de sentirse satisfecho es hacer aquello que creen que es un gran trabajo. Y la única forma de hacer un gran trabajo es amar lo que se hace. Si todavía no lo han encontrado, sigan buscando. No se detengan. Al igual que con los asuntos del corazón, sabrán cuándo lo han encontrado. Y al igual que cualquier relación importante, mejora con el paso de los años. Así que sigan buscando. Y no paren.
La tercera historia es sobre la muerte. Cuando tenía 17 años, leí una cita que decía algo parecido a ‘Si vives cada día como si fuera el último, es muy probable que algún día hagas lo correcto’. Me impresionó y, en los últimos 33 años, me miro al espejo todas las mañanas y me pregunto: ‘Si hoy fuera en último día de mi vida, ¿querría hacer lo que estoy a punto de hacer?’ Y cada vez que la respuesta ha sido ‘no’ varios días seguidos, sé que necesito cambiar algo.
Recordar que moriré pronto constituye la herramienta más importante que he encontrado para tomar las grandes decisiones de mi vida. Porque casi todas las expectativas externas, todo el orgullo, todo el temor a la verguenza o al fracaso todo eso desaparece a las puertas de la muerte, quedando solo aquello que es realmente importante. Recordar que vas a morir es la mejor manera que conozco para evitar la trampa de pensar que tienes algo que perder. Ya estás desnudo. No hay ninguna razón para no seguir a tu corazón.
Casi un año atrás me diagnosticaron cáncer. Me hicieron un examen a las 7:30 de la mañana y claramente mostraba un tumor en el páncreas. ¡Ni sabía lo que era el páncreas! Los doctores me dijeron que era muy probable que fuera un tipo de cáncer incurable y que mis expectativas de vida no superarían los seis meses. El médico me aconsejó irme a casa y arreglar mis asuntos, que es el código médico para prepararte para morir. Significa intentar decir a tus hijos todo lo que pensabas decirles en los próximos diez años, en unos pocos meses. Significa asegurarte de que todo esté finiquitado de modo que sea lo más sencillo posible para tu familia. Significa despedirte.
Viví con ese diagnóstico todo el día. Luego, por la tarde, me hicieron una biopsia en que introdujeron un endoscopio por mi garganta, hasta llegar al estómago y los intestinos, pincharon con una aguja el páncreas y extrajeron unas pocas células del tumor. Estaba sedado, pero mi esposa, que estaba allí, me contó que cuando examinaron las células en el microscopio, los doctores empezaron a llorar porque descubrieron que era una forma muy rara de cáncer pancreático, curable con cirugía. Me operaron y ahora estoy bien. Es lo más cerca que he estado de la muerte y espero que sea lo más cercano por unas cuantas décadas más.
Al haber vivido esta experiencia, puedo contarla con un poco más de certeza que cuando la muerte era puramente un concepto intelectual: nadie quiere morir. Incluso la gente que quiere ir al cielo, no quiere morir para llegar allá. La muerte es el destino que todos compartimos. Nadie ha escapado de ella. Y es como debe ser porque es muy probable que la muerte sea la mejor invención de la vida. Es su agente de cambio. Elimina lo viejo para dejar paso a lo nuevo. Ahora mismo, ustedes son lo nuevo, pero algún día, no muy lejano, serán los viejos. Y serán eliminados. Lamento ser tan trágico, pero es cierto. Su tiempo tiene límite, así que no lo pierdan viviendo la vida de otra persona. No se dejen atrapar por dogmas, no vivan con los resultados del pensamiento de otras personas. No permitan que el ruido de las opiniones ajenas silencie su voz interior. Y, más importante todavía, tengan el valor de seguir su corazón e intuición, porque de alguna manera ya saben lo que realmente quieren llegar a ser. Todo lo demás es secundario.
Cuando era joven, había una asombrosa publicación llamada