Hibridez En la obra, el autor combina elementos de ballet y danza contemporánea
Escuchar
Desde hace tres años, Jorge Félix Morejón, viene proponiendo con sus espectáculos una nueva opción coreográfica de ballet contemporáneo, con la que va consolidando su lenguaje compositivo.
De manera independiente, este bailarín y maestro de origen cubano, ya había presentado las producciones Barroquísimo (2010) y Barroquísimo en blanco y negro (2011), con buenos resultados.
Para este estreno titulado, El canto de los cisnes, Morejón se inspiró en el cuarto acto del tradicional balletEl lago de los cisnes’, cuando el príncipe Sigfrido es seducido por Odette, quien se transforma en el cisne negro y luego, el resto de los cisnes, de manera violenta le dan muerte.
Este drama, cuya duración es de una hora, fue escenificado con la intervención de once bailarines y para ello, el coreógrafo utilizó un collage musical confeccionado con piezas de varios estilos y autores, tales como Mario Solera, J.S. Bach, Jean Sibelius, Modest Mussorgsky, Krzysztof Penderecki, Anton Dvorak y Jules Massenet.
El canto de los cisnes contó con un vestuario uniforme en color blanco, diseñado por Alexandra Quijada, el cual no le favoreció a todo el elenco. Además, cuenta con una acertada iluminación de Gustavo Vargas y una sutil escenografía de Renzo Renzoli, estos elementos contribuyeron a crear la atmósfera fantástica.
Para la estructura de la obra, Morejón recurrió a combinar escenas grupales con algunos solos, dúos y tríos. Y a crear sus imágenes en movimiento entrelazando de modo acertado, elementos del ballet y la danza. Las mujeres bailaron unos episodios con zapatillas de punta y otros con los pies descalzos.
En la ejecución, de lo que adolece El canto de los cisnes, es la limpieza del diseño y el dominio de la forma, especialmente, en las grandes secciones grupales ya que en la mayoría de estas partes, el conjunto no alcanza la sincronía en los momentos de rapidez. Además, algunas integrantes deben de reforzar el trabajo de la interiorización de los personajes, es decir, lograr matices en la interpretación.
No obstante, la obra presenta escenas muy bien logradas, como fue, el solo inicial, interpretado por María Luisa Mézaró, en el papel de cisne negro. Así mismo, algunos dúos como el que realizó Daniel Marenco con Miriam Gutiérrez, José Raúl Martínez y Annie Chavarría, o el dueto entre Mézaró y Carolina Quirós. En estos fragmentos, el movimiento fue muy limpio y la ejecución estuvo acorde con la partitura musical.
Finalmente, se debe recalcar, que lo más interesante del trabajo que está haciendo Jorge Félix Morejón es el esfuerzo por cultivar el ballet en Costa Rica con coreografías originales y con exigencias de acuerdo al nivel de los intérpretes.
Una propuesta como la que presentó JF Ballet Contemporáneo demuestra que el ballet puede llegar a ocupar un lugar importante dentro de la oferta de la danza escénica nacional, siempre y cuando se afinen los aspectos señalados y el trabajo sea sostenido.
De este modo, podríamos estar hablando de ballet profesional costarricense.
En beneficio de la transparencia y para evitar distorsiones del debate público por medios informáticos o aprovechando el anonimato, la sección de comentarios está reservada para nuestros suscriptores para comentar sobre el contenido de los artículos, no sobre los autores. El nombre completo y número de cédula del suscriptor aparecerá automáticamente con el comentario.