“Un zifio es como una especie de ballena picuda, en este caso el mamífero encontrado medía alrededor de unos 5 metros de largo”. mencionó David Palacios, biólogo marino de la Fundación Keto.
El cetáceo fue avistado a las 8 a.m. del pasado martes en el mojón 11 de la playa. El personal del parque, moradores, turistas, guardia costera y biólogos de TLT y Salvemos Baulas se apersonaron al lugar para colaborar.
El zifio presentaba heridas profundas y superficiales en las aletas caudales y pectorales, así como en la zona abdominal y ventral.
La lucha por mantenerlo a flote se extendió hasta las 3 de la tarde. La veterinaria Karla Carvajal llegó al lugar e identificó que las heridas cutáneas no eran las responsables del padecimiento, se inyectó vitamina K en las mismas y una dosis de antibiótico preventiva.
Durante el suceso los niños de la escuela de Playa Grande fueron recibidos por el personal de TLT y recibieron una charla sobre el acontecimiento y la importancia de la conservación de cetáceos.
El animal murió en horas de la tarde luego de que dos botes se presentaron en el sitio con la intención de llevarlo a altamar y evitar que encallara. También llegaron un veterinario de la UNA, un experto en cetáceos de esta institución, un asistente de veterinario y un representante de Senasa (Sistema Nacional de Salud Animal).
La autopsia reveló una infección bacteriológica y una meningitis infecciosa que causó lesiones neurológicas.
“Es difícil observar este tipo de animales, ellos son de zonas muy profundas “, agregó Palacios.