San José (Redacción). Lo que en principio las autoridades atendieron como un atropello con fuga, acabó en realidad en el crimen de un guarda de seguridad privada.
La víctima fue identificada por las autoridades como Javier Guadamuz Boza, de 36 años.
El crimen ocurrió a las 9:10 de anoche, 600 metros al sur del puente sobre el río Zapote, en el centro del cantón de Upala, provincia de Alajuela.
Un desconocido llamó al 911 para informar que sobre la vía de asfalto, en la ruta que va de Upala hacia Guatuso, había un hombre tirado sobre su bicicleta y que, aparentemente, había sido atropellado por un vehículo que se dio a la fuga.
Al sitio se trasladó el paramédico Oldemar Gamboa en la unidad 1274 de la Cruz Roja, quien se topó con algo muy distinto.
“Nos reportaron un atropello. Al llegar al sitio y examinar al paciente, logramos ver que tenía un impacto de bala en la espalda, por lo que lo trasladamos en condición muy delicada al hospital local”, detalló Gamboa.
“El hombre prácticamente estaba agonizando, aún estaba consciente, pero solo logró decir: me muero”, agregó el paramédico.
Horas más tarde, agentes del OIJ confirmaron que Guadamuz presentaba tres impactos de bala en la espalda. Murió en el centro médico.
Eilyn Sandoval, compañera sentimental de la víctima, dijo que Guadamuz no tenía problemas con nadie y que nunca se mostró en actitud extraña o pensativa.
Agregó que sí le pareció muy extraño que ese día, antes de salir hacia su trabajo, su compañero le dijo que cerrara muy bien las puertas y que no le abriera a nadie.
“Nunca me había dicho eso, me pareció extraño”, puntualizó.
“A mi hermano lo mataron por alguna venganza, porque no le robaron nada, en su pantalón tenía la billetera con todo el dinero”, dijo Felipe Guadamuz, hermano de la víctima.
Rafael Trigueros, uno de los mejores amigos del ahora fallecido, declaró que Guadamuz no tenía problemas recientes con nadie, pero que hace un año tuvo una riña con tres hombres y que a uno de ellos lo hirió con un puñal.
“En aquel momento ese hombre dijo que lo mataría, no sabemos si está o no involucrado con la muerte de mi amigo”, aseguró Trigueros.
El fallecido laboraba de miércoles a domingo, ya que le estaba haciendo unos días a un compañero.
Su casa se ubicaba en Jácamo de Upala y debía recorrer 3 kilómetros en bicicleta para llegar al trabajo, donde ingresaba a las 9 p.m.
Una fuente policial dijo que quien lo asesinó sabía por dónde y a qué hora pasaba todas las noches.
De hecho, en el sitio donde le dispararon no hay viviendas cercanas, por lo que no hay testigos del hecho.
Guadamuz deja cuatro hijos de 14, 12, 9 y 2 años. Era el noveno de 11 hermanos.
Su cuerpo será velado en casa de sus padres en el barrio Los Ingenieros de Upala y en esa misma comunidad será sepultado.
Este caso está en manos del OIJ de Upala, quienes la mañana de este domingo volvieron al sitio en busca de indicios que los hagan dar con el o los asesinos.