Esta obra es parte de la seri e Rural urbano y se llama El copero . Sus medidas son 180 cm por 150 cm. La técnica es pintura en espray con esténcil y acrílico. Mi intención inicial era aplicar mi conocimiento en grabado a la pintura, usando los esténciles y telas de marquisette como plantillas de color.
Empleé un esténcil para cada color, así como, en xilografía, cada plancha de madera es un color. Se podría decir que esta obra es un monograbado (grabado de una copia) gigante. Como grabador no suelo emplear esos materiales, pero como artista experimento constantemente, lo que me motiva a usar distintas formas de expresión.
Una de las técnicas mas básicas de la serigrafía es emplear plantillas de papel para bloquear el paso de la tinta por la malla, pero yo uso pintura en aerosol en vez de tinta para plasmar los colores.
Como dije, cada color es una plantilla distinta; de este modo, si quiero ocho colores, debo cortar esa misma cantidad de esténciles, lo que requiere cierto grado de planeamiento antes de empezar a pintar Igual que en cualquier otra disciplina, se necesita práctica y mucha paciencia. Luego de haber dominado lo suficiente esa técnica, me concentré en la parte conceptual.
Quise crear un contraste entre la parte plástica y la imagen. Al vivir en una zona muy rural de Escazú, desde pequeño vi cómo se urbanizó esta parte de San José; pero ha sido una urbanización a medias: de casas pobres con vacas y carretas frente a mansiones. Con esta serie quise representar esa mezcla de lo urbano y lo rural. En la escena aparece un copero como figura principal, con más definición y color. Las personas que hacen fila son solo sombras que el copero ve pasar, y puede o no puede volver a verlas: no lo sé con certeza.
Todo se ve chorreando porque así recuerdo que era el hielo cuando se derretía: el agua caía al suelo, y mis manos quedaban pegajosas de la mezcla del calor, el sirope y las dos leches. El perro (debajo del copero) es un elemento recurrente en mis obras. Para mí, los zaguates son el común denominador en toda área rural y algunas urbanas.
Las texturas del fondo son los patrones en las telas de marquisette que se ponían entre cortinas y ventanas. También son recuerdos de mi niñez. Aunque no se vinculan con el copero, sí los relaciono pues son elementos nostálgicos; me recuerdan un tiempo distinto. A igual que los perros callejeros, estas texturas son muy frecuentes en mis obras.
Aquí hago un homenaje a uno de los personajes más queridos de mi infancia: el copero del pueblo. Desde mis tiempos de escuela siempre estuvo allí, refrescando en los días calurosos. No he vuelto a verlo, pero siempre lo he tenido presente, con su carrito rojo lleno de botellas de sirope de diferentes sabores. Quise probarlos todos, pero siempre me iba por el rojo con leche en polvo y condensada.
Yo no soy grafitero ni artista urbano, pero investigo su quehacer. En la serie de pinturas Rural urbano son de gran influencia artistas contemporáneos, como Shepard Fairey, Swoon, C215 y ARYZ.